viernes, 14 de enero de 2011

Algo diferente.

Ok, mis lindos lectores.... Bueno... mi linda lectora..... Hoy decidí retomar un viejo texto que tenia, ya es muy antaño y ya hasta se siente "añejoso" cada que lo leo, pero ahora si le daré mas continuidad empezando de nuevo desde cero.... (bueno, desde dos... Sigo enamorado de este capitulo).... Bien, intentare publicar cada Viernes un capitulo nuevo y de cuando en cuando un One-shot, o historia corta sin relación directa con la historia principal. Sin mas, aquí esta el primer capitulo de esta mi nueva "novela" llamada. "Z" Crónicas de muerte.  espero se vuelva de su agrado, y ya, sin tanto royo.... a los zombies :D, nada como los clásicos :D.
 I
Una silueta oscura corría a lo largo de aquella ciudad devastada, tras ella, con paso lento y con un quejido aterrador, una muchedumbre de… “seres” se le acercaba poco a poco. La silueta era Aldo, un simple joven que no pasaba de los veinticinco años, estaba estudiando arquitectura antes de que “esto” pasara. Llevaba corriendo casi cuarenta y cinco minutos, sus piernas le dolían, apenas y tenía aliento, pero no por eso dejaba de correr. Minuto a minuto sus fuerzas se desvanecían, su larga carrera no tardaría en llegar a su fin y él lo sabía, y solo podía preguntarse ¿cómo? De repente, una vuelta equivocada le dejo frente a una pared demasiado alta como para poderla saltar, un callejón sin salida, los podía oír cada vez más cerca. Giro para poder continuar con su escape y justo al llegar a la mitad del callejón… ya era demasiado tarde. Ahí se encontraban, justo al otro lado de aquella trampa en la que había caído. El sabía que era su fin, sin armas, sin escape, acorralado como una rata, era el solo contra todos “ellos”.


–una pelea injusta– pensó.

En las películas siempre se dice que en momentos como este, el héroe que todos llevamos dentro aparece. Es curioso como tienden a acertar en ese tipo de “detalles”, en especial con los tipos como Aldo. El nunca fue muy bueno para hablar en público, tampoco fue un gran deportista y solo tenía un talento y en este momento le era completamente inútil… era buen dibujante.
Parado frente a frente con sus asesinos, Aldo no hiso ninguna acción que no haría ninguno de nosotros, arrodillarse y ponerse a llorar. Mientras tanto, “ellos” se acercaban paso a paso, y por su mente solo atravesaba una idea…–CO–MI–DA–…
Es interesante como el instinto de supervivencia nos impulsa a hacer ciertas cosas, pero para Aldo, ese impulso se había terminado, el había asumido que su final estaba próximo a llegar, e irónicamente, como el héroe que nunca se atrevió a ser, se levanto, se seco las lagrimas y los miro fijamente. Ellos continuaban con su camino. Con cada paso que ellos daban Aldo se quería derrumbar, sin embargo, y muy a su pesar, se mantuvo de pie, uno de ellos se le abalanzo, Aldo, sintió un retortijón en el estomago cuando lo vio avanzar, el solo cerro sus ojos y apretó los dientes esperando su final.
Un –¡¡¡bang!!! – Aldo se estremeció, ¿Qué había sido eso?, ¿una señal de Dios?, ¿un milagro por haber afrontado su destino como un “hombre”?, quizás la repuesta metafórica y religiosa seria que ambas, pero lo que en realidad le dio una nueva oportunidad, fue una bala, una bala disparada, irónicamente, de un arma con una palabra acuñada en ella: Ángel.
–Eres valiente chico– decía el sujeto con el arma en la mano desde lo alto de un edificio, – cualquier otro se hubiera quedado en el piso lamentándose, pero tú los encaraste…– continuo diciéndole en un tono de broma – O eres un verdadero héroe… o un verdadero idiota. –.
Aldo, al ver a ese tipo sobre la cornisa, olvido aquel papel de héroe y solo se derrumbo pensando: –Estoy salvado–, y con los ojos llenos de lágrimas, le grito a su salvador –¡Gracias!– Una especie de silencio llego, Aldo, al verse ya a salvo, ignoro todos los quejidos y lamentos de esos “seres” y únicamente veía a su salvador, de repente el estruendo de varios disparos rompió ese “silencio”, el hombre sobre aquel edificio disparaba una y otra vez directo hacia esos “seres”, sin embargo mientras algunos caían, otros solo continuaban avanzando como si nada, esos disparos solo los retrasaban, pero aun así no se detenían, el sujeto solo logro derribar a un par de ellos, el resto continuaba.
––Chico– decía desde lo alto del edificio, –tienes suerte, y mucha…–.
–– ¿suerte?– pregunto Aldo. – ¿por qué suerte?, aun quedan más de una docena de ellos–
–Tienes suerte…– explico el sujeto, –tienes suerte de que me queden tres balas…–
Aterrorizado, Aldo interrumpió con una pregunta inmediatamente – ¡¿tres balas?, pero si ya viste que hay más de una docena y no los podrás matar con solo tres balas!–
El sujeto, tomo aire y le dijo con voz melancolía y cierta impotencia. –me interrumpiste niño, me quedan tres balas, las cuales, son más que suficientes como para poderte atravesar el cráneo–.
Estas palabras helaron a Aldo, su salvador, su “ángel”, se había convertido en su verdugo, – ¿Por qué? – preguntaba Aldo, ¿Por qué?.... la repuesta, obvia para algunos, aterradora para otros.
El sujeto, sacando un cigarrillo le dijo con tranquilidad, –en donde te encuentras, tarde o temprano ellos te alcanzaran, y cuando eso pase, no te gustara, esta es la forma más piadosa de salvarte, tu escoges…–
Aldo ya sabía que el día de su muerte iba a ser inevitable, pero hoy, una oportunidad que nadie de los que cayeron antes se le presento, el elegir como morir…
Y como su último acto de heroísmo, se volvió a parar con la mirada aun en el piso, miro a aquel sujeto y volvió a mirar el piso, levanto la mirada por última vez hacia el cielo y cerrando los ojos dijo:
–dispara... – y con el sonido de la pólvora al estallar… todo termino…
– Valiente hasta el final– dijo aquel sujeto al tiempo que sacaba un encendedor de su bolsillo – Ese chico era especial, es una pena que haya terminado así…–.
Aquel sujeto, dio media vuelta y sin titubear, comenzó con su marcha hacia el horizonte, mientras el cuerpo inerte de Aldo era devorado por ellos, los causantes del fin, la decadencia de la sociedad, los que eran llamados “seres” o “ellos”… “los muertos vivientes”, aunque existen algunos que solo los llaman… Zombis.
– Valiente hasta el final…– decía por última vez el “Ángel” mientras encendía su cigarrillo y continuaba su camino, sin voltear hacia atrás ni una sola vez…

Fin del capitulo I

Por cierto.... espero criticas ¬¬

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