miércoles, 26 de enero de 2011

Cero.

Ok, continuando con lo bizarro, aca un preámbulo de un personaje que estoy creando para la serie de relatos que re-comenze :3


Un leve chapoteo ocasionado por el continuo choque de las gotas al impactarse contra el suelo ya humedecido de la habitación creaba un aura fúnebre a la desolada y desatendida habitación.
El aroma a humedad y madera solo recordaba la catástrofe que ocurría arriba… Afuera.
Una penumbra casi completa hacia que las siluetas de las cajas y armarios vacios parecieran lapidas, lapidas deterioradas por el tiempo, un cementerio sin vida.
De pronto, el sonido chispeante de algo en movimiento...  Se movía rápido y ágil sobre los charcos de aquella oscura habitación. Entre aquellas “lapidas”, la fluidez y el “estruendoso” sonido de sus movimientos eran más que obvias en aquel lugar.
Pronto, la pequeña rata había quedado entretenida olisqueando un trozo mohoso de pan que parecía estar ahí solo para ella.
Mientras la rata olisqueaba y mordía aquella fría hogaza de pan. Un par de manos la sujeto rápidamente, aprisionándola entre sus fríos y deformados dedos.
La rata, por instinto y miedo se defendió, mordisqueo una de las manos que la sujetaba.
Una mordida y un chillido estremecedor rompieron con el rítmico sonido de las gotas. Después, todo en la habitación parecía callado, como si ni las sombras se atrevieran a moverse mientras se alimentaba.
-¡Al fin!- Se decía así mismo con excitación y victoria mientras la sangre de la rata se deslizaba por sus brazos y su boca. –Carne… el hambre…- continuaba mientras seguía mordiendo a su presa. –El dolor…- decía al tiempo que lamia la sangre que lentamente se escurría por su brazo izquierdo -Se calma…- Añadía mientras una horrible y deformada sonrisa se pintaba en su rostro. –La soledad… la muerte…- se quejaba mientras terminaba con su festín.-No son nada comparados con este dolor… dolor… ¡dolor del hambre! Un dolor que envuelve, que consume… - se interrumpió a si mismo mientras egresaba a sentarse en un rincón. Una risa de travesura apareció en su rostro mientras miraba el techo vacio de aquella, la prisión en la que encerró hace ya cuatro meses. – Un dolor que mata…-Concluyo con algo de sarcasmo mientras volvía a sumirse en el silenció, pensando… esperando. Asechando.

viernes, 14 de enero de 2011

Algo diferente.

Ok, mis lindos lectores.... Bueno... mi linda lectora..... Hoy decidí retomar un viejo texto que tenia, ya es muy antaño y ya hasta se siente "añejoso" cada que lo leo, pero ahora si le daré mas continuidad empezando de nuevo desde cero.... (bueno, desde dos... Sigo enamorado de este capitulo).... Bien, intentare publicar cada Viernes un capitulo nuevo y de cuando en cuando un One-shot, o historia corta sin relación directa con la historia principal. Sin mas, aquí esta el primer capitulo de esta mi nueva "novela" llamada. "Z" Crónicas de muerte.  espero se vuelva de su agrado, y ya, sin tanto royo.... a los zombies :D, nada como los clásicos :D.
 I
Una silueta oscura corría a lo largo de aquella ciudad devastada, tras ella, con paso lento y con un quejido aterrador, una muchedumbre de… “seres” se le acercaba poco a poco. La silueta era Aldo, un simple joven que no pasaba de los veinticinco años, estaba estudiando arquitectura antes de que “esto” pasara. Llevaba corriendo casi cuarenta y cinco minutos, sus piernas le dolían, apenas y tenía aliento, pero no por eso dejaba de correr. Minuto a minuto sus fuerzas se desvanecían, su larga carrera no tardaría en llegar a su fin y él lo sabía, y solo podía preguntarse ¿cómo? De repente, una vuelta equivocada le dejo frente a una pared demasiado alta como para poderla saltar, un callejón sin salida, los podía oír cada vez más cerca. Giro para poder continuar con su escape y justo al llegar a la mitad del callejón… ya era demasiado tarde. Ahí se encontraban, justo al otro lado de aquella trampa en la que había caído. El sabía que era su fin, sin armas, sin escape, acorralado como una rata, era el solo contra todos “ellos”.


–una pelea injusta– pensó.

En las películas siempre se dice que en momentos como este, el héroe que todos llevamos dentro aparece. Es curioso como tienden a acertar en ese tipo de “detalles”, en especial con los tipos como Aldo. El nunca fue muy bueno para hablar en público, tampoco fue un gran deportista y solo tenía un talento y en este momento le era completamente inútil… era buen dibujante.
Parado frente a frente con sus asesinos, Aldo no hiso ninguna acción que no haría ninguno de nosotros, arrodillarse y ponerse a llorar. Mientras tanto, “ellos” se acercaban paso a paso, y por su mente solo atravesaba una idea…–CO–MI–DA–…
Es interesante como el instinto de supervivencia nos impulsa a hacer ciertas cosas, pero para Aldo, ese impulso se había terminado, el había asumido que su final estaba próximo a llegar, e irónicamente, como el héroe que nunca se atrevió a ser, se levanto, se seco las lagrimas y los miro fijamente. Ellos continuaban con su camino. Con cada paso que ellos daban Aldo se quería derrumbar, sin embargo, y muy a su pesar, se mantuvo de pie, uno de ellos se le abalanzo, Aldo, sintió un retortijón en el estomago cuando lo vio avanzar, el solo cerro sus ojos y apretó los dientes esperando su final.
Un –¡¡¡bang!!! – Aldo se estremeció, ¿Qué había sido eso?, ¿una señal de Dios?, ¿un milagro por haber afrontado su destino como un “hombre”?, quizás la repuesta metafórica y religiosa seria que ambas, pero lo que en realidad le dio una nueva oportunidad, fue una bala, una bala disparada, irónicamente, de un arma con una palabra acuñada en ella: Ángel.
–Eres valiente chico– decía el sujeto con el arma en la mano desde lo alto de un edificio, – cualquier otro se hubiera quedado en el piso lamentándose, pero tú los encaraste…– continuo diciéndole en un tono de broma – O eres un verdadero héroe… o un verdadero idiota. –.
Aldo, al ver a ese tipo sobre la cornisa, olvido aquel papel de héroe y solo se derrumbo pensando: –Estoy salvado–, y con los ojos llenos de lágrimas, le grito a su salvador –¡Gracias!– Una especie de silencio llego, Aldo, al verse ya a salvo, ignoro todos los quejidos y lamentos de esos “seres” y únicamente veía a su salvador, de repente el estruendo de varios disparos rompió ese “silencio”, el hombre sobre aquel edificio disparaba una y otra vez directo hacia esos “seres”, sin embargo mientras algunos caían, otros solo continuaban avanzando como si nada, esos disparos solo los retrasaban, pero aun así no se detenían, el sujeto solo logro derribar a un par de ellos, el resto continuaba.
––Chico– decía desde lo alto del edificio, –tienes suerte, y mucha…–.
–– ¿suerte?– pregunto Aldo. – ¿por qué suerte?, aun quedan más de una docena de ellos–
–Tienes suerte…– explico el sujeto, –tienes suerte de que me queden tres balas…–
Aterrorizado, Aldo interrumpió con una pregunta inmediatamente – ¡¿tres balas?, pero si ya viste que hay más de una docena y no los podrás matar con solo tres balas!–
El sujeto, tomo aire y le dijo con voz melancolía y cierta impotencia. –me interrumpiste niño, me quedan tres balas, las cuales, son más que suficientes como para poderte atravesar el cráneo–.
Estas palabras helaron a Aldo, su salvador, su “ángel”, se había convertido en su verdugo, – ¿Por qué? – preguntaba Aldo, ¿Por qué?.... la repuesta, obvia para algunos, aterradora para otros.
El sujeto, sacando un cigarrillo le dijo con tranquilidad, –en donde te encuentras, tarde o temprano ellos te alcanzaran, y cuando eso pase, no te gustara, esta es la forma más piadosa de salvarte, tu escoges…–
Aldo ya sabía que el día de su muerte iba a ser inevitable, pero hoy, una oportunidad que nadie de los que cayeron antes se le presento, el elegir como morir…
Y como su último acto de heroísmo, se volvió a parar con la mirada aun en el piso, miro a aquel sujeto y volvió a mirar el piso, levanto la mirada por última vez hacia el cielo y cerrando los ojos dijo:
–dispara... – y con el sonido de la pólvora al estallar… todo termino…
– Valiente hasta el final– dijo aquel sujeto al tiempo que sacaba un encendedor de su bolsillo – Ese chico era especial, es una pena que haya terminado así…–.
Aquel sujeto, dio media vuelta y sin titubear, comenzó con su marcha hacia el horizonte, mientras el cuerpo inerte de Aldo era devorado por ellos, los causantes del fin, la decadencia de la sociedad, los que eran llamados “seres” o “ellos”… “los muertos vivientes”, aunque existen algunos que solo los llaman… Zombis.
– Valiente hasta el final…– decía por última vez el “Ángel” mientras encendía su cigarrillo y continuaba su camino, sin voltear hacia atrás ni una sola vez…

Fin del capitulo I

Por cierto.... espero criticas ¬¬

viernes, 7 de enero de 2011

Quisiera escribieras para mi…

Quisiera besarte, que me amaas, quisiera que me abrazaras y que me dijeras que jamás me apartara, quisiera que me recordaras, que llamaras y jamás me olvidaras, quisiera que me estrujaras, me abofetearas y que me ahogaras en tu amor…

Quiero que seas mi muerte, quiero darte mi vida. Quiero pintar para ti, pues ya he escrito para y por ti. Desearía me regalaras un mensaje y me dieras comprensión.

Quisiera me tomaras de la mano, y compartir un cigarro contigo, caminar juntos por la calle, filosofando caricaturas, diciendo verdades de la vida y después reírnos de ellas.

Sentarnos en el pasto verde, leer un mismo libro y juntos escribir una historia. Pero hoy… hoy solo quisiera escribieras para mí. Leer que no soy invisible, que sabes que existo. Leer en cada palabra tuya una pequeña porción de fuerza, algo que no me haga perder el camino, algo que me diga que espere. Quiero leer sobre mí, no por egoísmo o narcisismo, lo quiero solo por esperanza, por necesidad de fuerza, por saber que no solo te alejo sin siquiera tenerte…
 Quisiera escribieras para mi, y no solo por mi.

miércoles, 5 de enero de 2011

Hoy quisiera morir…

Hoy quisiera morir… morir lentamente, sentir el inevitable fin, pelear hasta mi último aliento y sucumbir peleando. Jamás  me arrepiento de nada, y hoy… hoy no es la excepción. Ya lo decidí… Hoy, hoy quiero morir. Sentirme sin fuerzas y débil cada vez que me acerco mas a mi final. Maldecir la vida, y abrazar la muerte. Quisiera morir apasionadamente, como aquel primer beso, como ese primer amor, como el primer desconsuelo o como la primera amistad.
Morir es inevitable, la muerte nos acompaña desde que nacemos, y yo hoy quiero adelantar la mía.
Yo quiero morir de amor, de pación, de seducción, entregar mi vida a cambio de la derrota definitiva, una muerte lenta, una muerte que agota, una muerte que se disfruta… ¡Una muerte pasional!.
Tan seca como el olvido pero tan eterna como el primer beso, una muerte lenta como el tiempo y fugaz como una chispa…
Irracional como los sueños, pero tan real como el mundo mismo.

¡Una muerte que me haga sentir fuerte! para que al final… me derrote, me venza y me lleve…
¡Morir y renacer! reza un antigua adagio… pero yo, yo solo quiero morir… ya después me las arreglare.

Quiero entregar mi vida para poder morir lentamente, pasional y  gozosamente.


¡El arte es mi vida! .... Y quiero que tú seas mi muerte.