jueves, 24 de febrero de 2011

Distante.

Hace un par de meses conocí a un ángel, una mujer de aspecto poco común, aires de alegría y algo de melancolía.  Su cabello negro de aquel entonces, hacia un gran y hermoso contraste con lo blanco de su piel.
Su nombre artístico será Valeria, aunque su esencia siempre será la misma.
Sin siquiera notarlo me enamore de ella, y sin poder evitarlo, lentamente se coló en mis pensamientos. Sí, lo admito, estoy perdidamente enamorado de Valeria, la quiero, y sé que ella también me quiere, aunque no tanto como se que lo quiere a “él”. Ok, sí, yo tengo la culpa, me enamore de alguien que… espera desesperadamente el amor de alguien más… Yep, soy patético.
Es esa la historia de mi vida. Relaciones vacías con mujeres a las que no quiero, o relaciones tortuosas con mujeres que no me aman…
¿Es mucho pedir una buena relación?, no sé, quizás algo estilo Clementine y Joel, Noah y Allie o ya de menos un Jack y Rose…
En verdad me interesa Valeria. Y realmente la quiero como a muy pocas llegue a querer, y realmente  me gustaría que me quisiera.
Quisiera caminar a su lado, tomados de la mano, comer helado mientras fumamos, hablar sobre algún libro, criticar una película, proyectarnos con la música o discutir una simple caricatura. Quisiera perderme en sus ojos y terminar por encontrarme en sus labios. Contar estrellas junto a ella, decir cosas que solo los dos entendamos, dibujarle, incluso, con la más simple de las caricias, una sonrisa capaz de robarle un suspiro, y a su vez, ella con un beso, fuese capaz de borrar todas mis “sombras”.
Pero comienzo a pensar que eso jamás pasara,  desearía una señal, algo que me dijera: “no te rindas”. Pero no, eso ha llegado ni creo que llegue jamás.
¿Quién sabe? Quizás lo mío no es el amor, solo la decepción.
Caricias heladas y abismales desilusiones. O a lo mejor, un día de estos me enamore de la indicada, de alguien libre, de alguien estable… O por fin algún día me dé por vencido y me deje de enamorar.
No lo sé, dejare que este dolor se lo lleve el humo, que a estas lagrimas las consuma el fuego, y con suerte, que esta ultima taza de café, despierte esperanzas muertas, o de menos me permita dejar de soñar con la llegada de aquella señal.
Solo quería expresarme, decirle a alguien más que la quiero, saber que no es solo un capricho, saber que en verdad lo estoy sintiendo. Y saber que jamás estarás a mi lado. Quisiera robarte el alma con un beso,  pero ya alguien más se la llevo. No se… Ya quiero dormir.

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