miércoles, 14 de septiembre de 2011

Oye desconocida. Ya te extrañaba


Asia mucho que no te escribía.
Tras esa tarde de película inconclusa, me di cuenta de que ya te extrañaba.
Extrañaba tu sonrisa escandalosa y lo enorme y hermoso de tus ojos. Tu despistada y muy olvidadiza forma de ser. Tus vestidos, tus cigarros, tus zapatos, tus desplantes, y lo “poco” encantadora de tu voz.
Tu manera de caminar, lo maricona que eres. ¡Tu sonrisa!, la manera en que miras el infinito mientras quieres comprender algo. Extrañaba también, la manera en que te brillan los ojos como los de un niño con cada regalo que te de… por simple que sea.
Extrañaba tu manera de mirar, tu cabello, tu lunar, tus pestañas, tu esencia. Tu todo.
Te extrañaba a ti… A ti y a tu retrato.

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